Las organizaciones han trabajado durante los últimos años (siendo una tendencia global), en construir su marca empleadora, mostrándose como una opción profesional atractiva para en ella colaborar y desarrollarse, posicionando su prestigio y logrando ser una referencia en la sociedad y mercado de profesionistas en el cual compite.
Las plataformas de gestión, redes sociales, etc., han sido un elemento determinante de esta tendencia y herramienta, el marketing digital, los mensajes, testimonios, información sobre la cultura, filosofía, vida y ambiente interno de las empresas refuerza la percepción o concepto que de la marca se tiene, genera internamente pertenencia y orgullo y externamente respeto y admiración, así como la aspiración profesional de ser parte de la empresa y de la marca.
No colaboras para una entidad o sociedad mercantil, lo haces para una marca, trátese de medicamentos, alimentos, bebidas, moda, etc., el gestionar y lograr éxito en esta estrategia de branding integral genera en adición beneficios de tipo financiero al lograrse incrementar el valor de capitalización de la empresa en los mercados, la combinación de resultados duros de negocio y la imagen que como entidad viva y social el inversionista capte, incrementa el apetito por invertir en esa empresa.
El reto que tienen entre muchos las estrategias de mercadotecnia pura y dura y la de marca empleadora es la congruencia entre ambas, el ofrecer un producto y servicio con atributos suficientes para competir, lograr una participación de mercado y mantener la marca en la mente e intención de compra del consumidor en comunión con los atributos que ese consumidor, sociedad y comunidad de profesionistas ahora demandan de las marcas, su filosofía, prestigio, prácticas de negocio, clima laboral interno, diversidad, equidades, cuidado del medio ambiente, entre otros.
El consumidor ahora indaga y se le debe informar no tan solo las cualidades tangibles del producto o servicio que la marca dice ofrecer, la calidad y el precio que está dispuesto a pagar también contempla todo lo que está al interior, antes y después del mismo.
El profesionista que se encuentra en la circunstancia de incorporarse a una organización indaga no tan solo la estabilidad que puede obtener, pretende también colaborar para una empresa, sí exitosa, pero que su actividad sea amiga de la sociedad, con valores amplios y que se vivan, que su contribución sea efectivamente en beneficio de los resultados de negocio, pero también con impacto en el entorno y que la imagen que se le transmitió (la cual transformó de una percepción a un concepto) sea congruente con lo que al ingresar y desempeñarse vivió y sea congruente también con su marca personal.
El no asociarse ambos elementos, el brindar una imagen de marca y por ello de empresa contrario, incongruente con la realidad de su interioridad, de su operación, de sus prácticas de negocio, etc., tienen hoy un efecto inmediato y devastador, el colaborador internamente no siente orgullo de pertenecer, el mercado profesionista no la considera como una opción y el mercado consumidor se aleja de la marca al no creer en ella, al sentirse engañado.